Esta es la gran pregunta, y la respuesta se desarrolla ante nuestros ojos a través de los acontecimientos cotidianos en nuestra amada Argentina. La mayoría de los dirigentes políticos no saben ni siquiera que la IA existe; muchos de los que tienen conocimiento la subestiman, y aquellos que realmente comprenden su relevancia no están dispuestos a poner el tema en la agenda pública. Prefieren seguir debatiendo sobre asuntos menores mientras enfrentamos uno de los cambios globales más importantes de la historia moderna.
La irrupción de la IA es, en mi opinión, más trascendental que la misma Revolución Industrial. Esta última desencadenó una cadena de producción y trabajo organizado y sistematizado que moldeó el sistema en el que vivimos actualmente. Sin embargo, ese sistema ya está evolucionando hacia uno impregnado por la IA. La inteligencia artificial ha llegado para quedarse: no se detendrá y promete cambiar la historia de la humanidad. Esto no se debe a una intención propia de la IA, sino a que sus aplicaciones generarán un fenómeno que podríamos llamar «Inactividad Humana» (IH), reemplazando al ser humano en numerosas tareas.
Cuando imaginamos un mundo distinto al actual, comenzamos a reflexionar sobre los recursos que definirán el futuro. Ya no se tratará exclusivamente de recursos humanos, sino también de los recursos naturales de cada país. La lucha por estos recursos naturales será determinante, ya que definirá la riqueza o la pobreza de cada población en un contexto de creciente inactividad humana. La mano de obra será absorbida casi por completo por la IA, y el desarrollo de esta tecnología en cada país marcará profundas diferencias entre las naciones.
De estos pensamientos y acciones visibles que se vienen desarrollando en el mundo entero, surge el pedido de muchos líderes mundiales que ya proponen un sueldo universal para todos los seres humanos: un sueldo universal para la humanidad. Esto nos lleva a reflexionar y plantearnos algunas preguntas importantes: ¿Quién determinará el valor de ese sueldo? ¿Quién será el encargado de distribuirlo?
En Argentina, el tema de la IA no se discute, no se debate y no se propone como un asunto prioritario a nivel poblacional. Surge entonces una nueva pregunta: ¿Sabe el pueblo argentino que el mundo cambiará de la mano de la inteligencia artificial, dando paso a la inactividad humana? Este artículo busca ser un disparador, una invitación para que todos los argentinos reflexionemos sobre la nueva era que ya estamos transitando.
Sin ir más lejos, la portada de este artículo está hecha por la Inteligencia Artificial y no cabe duda ya su efecto tremendo sobre la música, la Fe y las religiones, el trabajo, el desarrollo humano y cualquier área que se pueda imaginar.
Es momento de anticiparnos a los cambios, al por lo menos saber que ya los estamos viviendo y de que es tiempo de poner el tema sobre la mesa y de prepararnos para afrontar los desafíos y oportunidades que trae consigo la inteligencia artificial.
David Sebastián Arrighi
Político, Pastor Evangélico, Psicólogo Social